El consumo de tabaco reduce las posibilidades de lograr una gestación exitosa al disminuir la reserva ovárica y alterar la calidad de los óvulos. Junto al tabaquismo, otros hábitos nocivos como el alcoholismo, el sedentarismo o el insomnio también reducen la fertilidad de la pareja y dificultan el embarazo.
En las mujeres, la pérdida de fertilidad asociada al tabaquismo puede ser revertida si se abandona el hábito de fumar de forma permanente. Según diferentes estudios, esto es debido a que, al dejar de fumar, los folículos ováricos dejarán de estar sometidos a la exposición de las sustancias tóxicas del tabaco y podrán desarrollarse de forma óptima para favorecer el embarazo. Al contrario, en las mujeres fumadoras se ha observado una mayor degeneración de los folículos en crecimiento.
En palabras de la Dra. Mónica Aura, ginecóloga, directora médica de Ginefiv en Barcelona, “aunque cada caso es distinto, se estima que la pérdida de capacidad fértil puede ser revertida en un periodo de tiempo determinado, aproximadamente en un año si se deja de fumar. Esto es clave no solo para la consecución de los embarazos naturales, sino también para los casos en los que deba iniciarse un proceso de reproducción asistida.” Como explica la doctora, el consumo de tabaco reduce las posibilidades de lograr una gestación exitosa al disminuir la reserva ovárica y alterar la calidad de los óvulos, alterar las trompas de Falopio y aumentar la probabilidad de embarazos ectópicos, fuera de la cavidad del útero. A esto se suma que el tabaquismo también afecta a la fertilidad de los hombres, ya que la nicotina puede producir roturas en el ADN de los espermatozoides, afectando al material genético.
Otros factores negativos
Al impacto del tabaco en la fertilidad se suman otros hábitos perjudiciales como el consumo de alcohol, el sedentarismo o el insomnio. En el caso concreto del alcohol, este puede intervenir en la regularidad de los ciclos menstruales, o inducir los períodos menstruales anovulatorio, mayor riesgo de abortos, o incrementar las posibilidades de defectos graves en el nacimiento. Sin embargo, tras la pandemia solo un 2% de las mujeres confirmaron no beber alcohol, frente al 50% de mujeres encuestadas en ediciones previas del estudio que ya no consumían bebidas alcohólicas. En la encuesta, llevada a cabo en el mes de junio de 2021 tras la pandemia, participaron un total de 1.136 mujeres, cuyas edades oscilaban entre los 18 y los 50 años.