El liquen escleroso es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente al área anogenital, aunque la podemos encontrar en otras localizaciones. Se estima una prevalencia en la población general de 1 por cada 300-1000 individuos.
Afecta sobre todo a mujeres alrededor del período de menopausia, con una frecuencia diez veces mayor que en varones. Existe un segundo pico de incidencia en niños antes de la pubertad, entre 1 y 13 años y es más frecuente en la raza blanca.
Causas
La causa continua siendo desconocida, aunque se ha relacionado con diversos procesos, como infecciones (en algunos casos se ha vinculado con bacterias del género Borrelia y con el virus del papiloma humano, aunque esto no está confirmado), o ciertas enfermedades autoinmunes (ya que con cierta frecuencia puede verse asociado a tiroiditis, alopecia areata, lupus eritematoso, vitíligo o morfea, asociándose con la presencia de autoanticuerpos circulantes). También se ha sugerido cierto componente genético: se ha encontrado historia familiar en más del 12% de los pacientes.
Esta enfermedad cursa como máculas (manchas) y pápulas blanquecinas, que con frecuencia confluyen formando placas. Con el tiempo, se puede observar una piel fina, atrófica, hipopigmentada y arrugada, formando un patrón en “8” rodeando la región anovulvar También es frecuente encontrar zonas con fisuras, erosiones y telangiectasias. Menos frecuente, aunque muy característica, es la presencia de lesiones purpúricas o ampollas hemorrágicas.
Estas lesiones a menudo producirán síntomas, con sensación de escozor, picor o incluso dolor. También pueden presentar molestias al orinar o con las relaciones sexuales. En casos graves o en aquellos casos en los que se retrasa el diagnóstico o no recibe tratamiento, la enfermedad puede evolucionar y producirse una pérdida progresiva de los labios menores y un estrechamiento del introito.
Diagnóstico
El diagnóstico precoz es muy importante y a la vez difícil ya que existen casos asintomáticos o de retraso diagnostico o bien por pudor o por desconocimiento. Recordemos la importancia de fomentar en las mujeres la autoexploración vulvar. Es una enfermedad que no tiene cura de la que es importante realizar un correcto seguimiento con revisiones periódicas, ya que se sabe que en un porcentaje de los casos (hasta un 5%), se puede desarrollar displasia o un carcinoma espinocelular sobre las lesiones. Por ello, ante cambios sospechosos como nódulos, fisuras o úlceras que no cicatrizan correctamente, hay que realizar una biopsia para descartarlo.
Tratamiento
Como tratamiento de primera línea se utilizan los corticoides tópicos potentes o muy potentes, en pauta descendente tras la mejoría. Más recientemente, se han utilizado con éxito los inhibidores de la calcineurina, como el tacrólimus y el pimecrólimus, que pueden usarse solos o en combinación con los corticoides tópicos. Importante también es el uso de emolientes y sustitutos del jabón, como tratamiento de base, para un mayor bienestar del paciente.
Las cremas de estrógenos, se puede utilizar la progesterona tópica, pero por sí solas son insuficientes.
Además de estos tratamientos clásicos en la actualidad contamos con terapias que pueden ser útiles para el tratamiento sintomático o de las secuelas del liquen como los láseres de C02 y Erbio YAG, la carboxiterapia, los Leds, las inyecciones de ácido hialurónico, el plasma rico en plaquetas y la cirugía.
Los días 18 y de 19 de febrero tuvo lugar el primer Curso SEGERF de “Actualización en Liquen Escleroso Vulvar”, un encuentro multidisciplinar en el que se profundizo en todos los aspectos clínicos, diagnósticos y terapéuticos de esta enfermedad tan infradiagnosticada pero que afecta a la calidad de vida de muchas mujeres.
La Dra. Paloma Cornejo es vocal de Dermatología de la Sociedad Española de Ginecología Estética Regenerativa y Funcional (SEGERF).