Con la llegada del verano, llegan también las infecciones urinarias. Las mujeres tienen más riesgo de contraerlas y con mayor frecuencia que los hombres, debido, principalmente, a la longitud de su uretra, que es más corta, de manera que disminuye la distancia que las bacterias deben recorrer para alcanzar la vejiga. En este sentido, se estima que entre un 10 y un 12 por ciento de mujeres en edad sexualmente activa y un 25 o un 30 por ciento en la posmenopausia sufre infecciones urinarias de repetición (más de tres veces al año), especialmente en época estival, lo que las obliga a tomar medidas preventivas, como destaca el Dr. David Carracedo, responsable de la Unidad de Urología Funcional, Femenina y Urodinámica de ROC Clinic.
Síntomas
La infección de las vías urinarias puede provocar diferentes síntomas según la parte afectada. Cabe resaltar que el sistema urinario está preparado para combatir los microorganismos invasores, pero, en ocasiones, estas defensas fallan, permitiendo que las bacterias se propaguen y se conviertan en una infección de las vías urinarias.
Los síntomas más comunes a los que hay estar atentos para tratar precozmente la infección y evitar una propagación hasta los riñones son: dolor y ardor al orinar (disuria), necesidad frecuente de orinar, micción en pequeñas cantidades, orina de aspecto turbio y con olor fuerte, presencia de sangre en la orina y dolor pélvico en el caso de las mujeres. Es importante tener en cuenta que, en el caso de las personas mayores, los síntomas de una infección de orina pueden confundirse con otras patologías dado que cursan con síntomas muy inespecíficos como por ejemplo decaimiento o malestar general.
Tratamientos y tipos
Existen tres tipos de infección urinaria. El primero y más común en mujeres es la infección en la vejiga, también conocida como cistitis. Este tipo de infección es causada por la bacteria Escherichia coli (E. coli) en un 80% de los casos, que es un tipo de bacteria propia del tracto gastrointestinal y que vive en la piel alrededor de la vagina. Desde aquí, esta bacteria puede entrar en las vías urinarias, ascender hasta la vejiga y producir una infección urinaria. Si la infección se circunscribe únicamente a la uretra, se produce una infección conocida como uretritis. Esta infección, también puede ser causada por una enfermedad de transmisión sexual (herpes, la gonorrea, la clamidia y el mycoplasma). Por último, está la infección de los riñones, conocida como pielonefritis, que es la más grave.
Ésta se produce cuando una infección en la vejiga no tratada se propaga hacia los riñones, pudiendo causar daños permanentes.
Existen diferentes tratamientos para las infecciones de orina. El tratamiento durante la fase aguda consiste en tratamiento antibiótico para erradicar los gérmenes y antiinflamatorios para aliviar los síntomas. En el caso de que las infecciones urinarias sean recurrentes, existen diferentes esquemas de tratamiento para evitar estas recurrencias.
Entre estas alternativas, tal y como destaca el Dr. Carracedo, existen opciones como la inmunoterapia o las instalaciones endovesicales, que son necesarias en casos de infecciones recurrentes. La inmunoterapia busca fortalecer el sistema inmunológico de la mujer con infección de orina, mientras que las instalaciones endovesicales ayudan a regenerar la mucosa de la vejiga afectada, dificultando que las bacterias se adhieran nuevamente a las paredes de ésta. Además, se pueden asociar otras medidas encaminadas a regenerar las bacterias propias de la vejiga o vagina como los probióticos y terapias naturales, encaminadas a dificultar la adherencia de las bacterias a la pared de la vejiga como los arándanos rojos y la D-manosa.