La Dra. Remedios Gutiérrez, psiquiatra y endocrino, explica que la menopausia es una fase de la vida de la mujer que implica mucho, muchísimo más que el fin de la menstruación, algo que, incluso, podría ser hasta una liberación. Este periodo engloba una serie de cambios endocrinos muy drásticos con repercusiones físicas, fisiológicas, emocionales y psicológicas, que varían en número e intensidad, según cada caso. En todos, eso sí, hay una constante: lo habitual es que se transite en soledad y en silencio, ya que su sintomatología está todavía muy estigmatizada e incluso mal vista. Por eso, es esencial que esta palabra empiece a formar parte de la conversación y a ser tomada en serio.
Y de entre todas las facetas de la menopausia, la psicológica sigue siendo la más denostada, peor diagnosticada y tratada. La OMS, dice la especialista, lleva años alertando sobre los peligros que entraña la estigmatización de los problemas relacionados con la salud mental y emocional. En la menopausia ese estigma suele aumentar: el tabú, la falta de empatía y la incomprensión, así como la desinformación y la ausencia de formación en soluciones específicas, agravan los síntomas asociados.
Más allá de los síntomas físicos (sofocos, sequedad de las mucosas o tendencia a ganar peso…), se producen síntomas psico-emocionales propios de la menopausia y no son pocos. De entre su gran variedad pueden incluir: cambios de humor incontrolables, insomnio agudo, propensión a las crisis de llanto, desmotivación, apatía, aumento de la inseguridad, falta de autoestima, mayor tendencia a la dismorfofobia, trastorno de la conducta alimentaria, apatía, irritabilidad, melancolía, depresión o empeoramiento de enfermedades mentales preexistentes.
Que hormonas y estado anímico guardan una estrecha relación, es algo que todas las mujeres saben desde la primera menstruación, de ahí que, si en la menopausia hay una preeminencia de síntomas psicológicos y tras un preciso diagnóstico, se recomiende un abordaje multidisciplinar que integre suplementación hormonal bioidéntica, nutrición y terapia psicológica o psiquiátrica (en los casos precisos).