La Dra. Raquel Campos es ginecóloga y obstetra, sexóloga, especialista en ginecología regenerativa y en este artículo habla sobre hábitos sexuales y afectivos:
El COVID-19 parece que ha venido para quedarse. Y como en muchos otros ámbitos de nuestra vida cotidiana, también en la sexualidad está jugando un papel que puede hacer cambiar los hábitos sexuales.
Como siempre en sexualidad no podemos generalizar en cuanto a las relaciones, ya que van a depender de muchos factores socioculturales y personales. En cada sociedad existen unos patrones de contacto personal y sexual determinados sobre los que ha incidido esta nueva pandemia y dependiendo de hacia dónde enfoquemos nuestras miradas y nuestros estudios, vamos a obtener muy diversos resultados.
De ahí que en los estudios hasta ahora publicados, los datos son muy variables por las características poblacionales, como serían estudios en el Reino Unido comparado con estudios en nuestro entorno, en los que se pueden constatar unas diferencias en la prevalencia de la actividad las relaciones sexuales en época de pandemia de un 39.9 % versus un 71,3%.
Repercusiones de la pandemia a corto y medio plazo
Las repercusiones en sexualidad y afectividad tienen un abanico muy amplio. Ha ido, desde un mayor acercamiento a nivel afectivo de parejas convivientes que han visto reforzada su intimidad, a aquellos en los que han tenido que recurrir a la imaginación para poder tener encuentros sexuales, por la convivencia constante con hijos adolescentes, etc., hasta parejas que han visto agravada su situación de conflictos de pareja. El estrés y el miedo, ante una situación nueva, puede influir en el deseo haciendo que éste también disminuya.
En las parejas que no conviven, en las relaciones abiertas o de poliamor, las relaciones se han visto probablemente más afectadas, ya que, por el confinamiento, por el miedo y por las recomendaciones, se han visto menguados los contactos físicos. Este hecho ha supuesto en casi todas las sociedades un aumento de los contactos sexuales virtuales (sexting), la masturbación, la pornografía, así como del uso de juguetes eróticos.
La pandemia puede repercutir en las nuevas formas de contacto personal y de relación sexual, como hizo en su momento la epidemia del virus del SIDA, y lo que cambie va a depender de cómo transcurran los próximos descubrimientos, vacunas y tratamientos. Según la personalidad de base podrá generar unas nuevas fobias al contacto físico, pero también nuevas formas de relacionarse: el beso y el tacto tendrán que encontrar nuevamente su lugar.
¿Qué cosas positivas nos puede aportar?
De todas las situaciones de crisis quedan cosas negativas, pero también cosas positivas. El empoderamiento personal, el autoconocimiento, el redescubrir la piel, las caricias y los besos pueden ser algunos de los aspectos que cambiarán y/o mejorarán.
La futura normalidad nos traerá seguramente nuevos conflictos y miedos, pero también una nueva sexualidad en la que tendremos que trabajar nuevos mitos, pero también deberíamos poder ver como enriquecedores unos nuevos rituales y la normalización del uso de juguetes eróticos como complemento de las prácticas sexuales.
Como siempre, es importantísima la educación sexual, el poder hablar sin tabúes sobre sexualidad y afectividad, el poder comunicar miedos y empezar a desmitificar, siempre desde la seguridad y expectantes a los conocimientos adquiridos de esta pandemia.
El qué nos quedará es difícil de saber, ya que como siempre, dependerá de la base sociocultural, personal, educacional, de pareja, etc. de la que hablemos.