La Dra. Belén Gómez, ginecóloga en el Hospital Infanta Leonor, explica que, es muy común que encontrarse con varios tipos de flujo vaginal a lo largo del ciclo menstrual, puesto que cambia de forma cíclica en apariencia, consistencia y volumen. Por ello es importante conocer los diferentes olores, texturas y colores para saber detectar si es normal o presenta alguna anomalía.
La experta incide en que es necesario que la mujer revise su flujo de forma periódica y se familiarice con él durante las distintas fases del ciclo menstrual. Un gesto tan simple como este ayudará a conocer el estado de su vagina para prevenir infecciones y poder abordar a tiempo las afecciones que se nos puedan presentar.
Estos son los puntos a los que se debe prestar atención para comprobar que se está dentro de la normalidad:
– Un flujo claro y acuoso es un signo de un flujo vaginal normal.
– Cuando el flujo es claro y elástico, como la clara de huevo, es signo de estar ovulando.
– El volumen de flujo aumenta en los días anteriores a la ovulación, y bajará en el primer o segundo día tras la ovulación.
– A veces se puede notar un flujo marrón o con sangre. Esto es normal si ocurre durante o después del ciclo menstrual.
– Un flujo sin olor o con un olor suave no desagradable también indica un flujo vaginal normal. El olor suave puede ser debido a algo de orina o sangre menstrual mezclada con el flujo.
Además, la Dra. Gómez recuerda que “el flujo vaginal también cambia al excitarse sexualmente, así como durante y después del embarazo. Estos son cambios normales, propios de las situaciones concretas que experimenta el cuerpo. No obstante, los cambios repentinos en el olor, color o consistencia del flujo son los que indican que algo más está sucediendo. Por eso, es importante saber detectar cualquier cambio significativo para poder abordar cualquier afección que se presente”.
Cambios significativos
Para identificar un flujo anormal se debe prestar atención a cuatro características que indicarán que se están experimentando cambios significativos:
–Consistencia: el flujo se vuelve mucho más aguado o espeso y más texturizado.
– Color: secreción gris, verde, amarilla o marrón.
– Volumen: aumento significativo e inesperado.
– Olor: metálico, a pescado o solo diferente.
La Dra. Gómez señala que, la secreción vaginal atípica puede ser síntoma de un desequilibrio bacteriano, una infección, una ETS o, en raras ocasiones, cáncer de cuello uterino. Es importante acudir al ginecólogo para llevar un control periódico y poder anticiparse a cualquier afección. Para mantener la vagina saludable hay que evitar las duchas vaginales y usar protección durante la actividad sexual.
Esta noticia ha sido realizada con la información aportada por la empresa Chilly.