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Mitos y realidades de la estimulación ovárica

Estimulación ovárica

La estimulación ovárica es la parte más conocida de los tratamientos de fertilidad. Abarca los días en los que la mujer debe inyectarse hormonas para aumentar su número de óvulos y, con él, las posibilidades de quedarse embarazada.

“La imagen popular lo asocia con una mujer enfadada, presa de cambios de humor, de temor e incertidumbre por los resultados de la técnica, según indica la Dra. Marisa Lacarcel, ginecóloga de Clínicas EVA. Algo hay, admite, es cierto que pueden existir estas oscilaciones del estado de ánimo y que existen dudas sobre el éxito final del tratamiento. Pero la imagen popular ha quedado distorsionada. Se desmonta así el primer gran mito de la estimulación ovárica. La mayoría de las pacientes toleran bien la medicación y no sufren esos dramáticos vaivenes emocionales.

Otro gran mito que queda desmentido es el de los problemas de las pacientes para inyectarse el tratamiento, ya que, según la experiencia profesional de la experta, no es habitual que precisen de ayuda. Ellas mismas son muy capaces, y, aunque pueden llamar a la clínica para consultar o solicitar ayuda, no deja de ser algo ocasional.

Lo que sí les produce miedo son los posibles efectos secundarios que puede experimentar su cuerpo tras administrarse la medicación, integrada fundamentalmente por gonadotropinas y progesterona.  En este sentido, es importante, que conozcan previamente algunos de estos efectos, no relevantes, pero que pueden afectar a su autoestima. Hablamos de aumento de peso, hinchazón abdominal, retención de líquidos y sequedad vaginal.

Dependerá, por supuesto, de cada mujer, de su propio estado de salud. Este punto nos lleva a un tercer gran mito que es el que asocia la edad de la paciente con la cantidad de medicación hormonal a administrar. Aunque la edad es relevante, importa, sobre todo, el estado de la reserva ovárica y el peso.  La reserva ovárica puede estar disminuida por problemas de fertilidad asociados a genética, enfermedades o estilo de vida, mientras que el sobrepeso dificulta todo el proceso de fertilidad.

El número de días pautados para inyectarse subcutáneamente oscila de 10 a 14. En las inseminaciones se hace una vez al día, con una menor dosis de hormonas, y en las FIV al principio una, dos en la fase avanzada de la estimulación, y con mayor carga hormonal. En ambos tratamientos de reproducción asistida se emplean, pautas de medicación muy similares.

Por último, una gran verdad: el fracaso del tratamiento causa frustración a las pacientes. Este malestar a veces requiere de apoyo psicológico, sobre todo cuando se llega a la clínica tras mucho tiempo de haber intentado lograr el embarazo sin ayuda médica y sin éxito.