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La vida sexual más allá del cáncer

La Dra. Victoria Martínez es vicepresidenta de la Sociedad Española de Ginecología Estética Regenerativa y Funcional (SEGERF):

“De todos es conocido que hasta un 25% de las pacientes oncológicas están por debajo de los 40 años y que, tras el tratamiento, el 42% de todas ellas premenopáusicas entran en la menopausia, secundariamente al fallo ovárico producido por la misma toxicidad de la quimioterapia, radioterapia o por la castración quirúrgica, dependiendo del tipo de tumor a tratar.

El fallo ovárico conduce al hipoestrogenismo y esta bajada de estrógenos a nivel sistémico produce, a nivel genital, un daño tisular con deshidratación del tejido y atrofia, que causará a la paciente los síntomas típicos del síndrome genitourinario de la menopausia, tales como la sequedad, tirantez, prurito y/o escozor vaginal y vulvar, dispareunia, síndrome miccional, disuria, incontinencia de orina y/o alteración subsecuente de la sexualidad.

Además, tenemos que tener en cuenta otras causas que se suman al proceso y que son:

• Los efectos colaterales tóxicos que tienen los tratamientos quimioterápicos a nivel de la piel y las mucosas de todo el organismo, tales como rash cutáneo, liquenificación, lesiones eczematosas, mucositis, etc. De la misma manera que cuidamos los tejidos del resto del sistema deberíamos ser especialmente sensibles con los tejidos genitales. También podrían ser causa de lesión tisular la radiodermitis.

• Las secuelas postquirúrgicas de causa oncológica a nivel vulvar, se deben considerar lesiones de tipo estético y también funcional. Ante una cirugía oncológica de este tipo, debemos pensar en los resultados terapéuticos, pero también en los resultados estéticos que a priori no parecen importantes, pero que a la larga pueden producir problemas de autoimagen y autoestima.

Tenemos que ser conscientes de que trabajamos, muchas veces, con pacientes muy jóvenes, con altas tasas de supervivencia, en las que la degeneración del tejido genital se puede cronificar y no recuperarse si no las asesoramos activamente de forma personalizada. No olvidemos que mejorar la calidad de vida de las pacientes disminuye, en muy amplia medida, la sensación de enfermedad. Algunas de estas pacientes además se enfrentan a profesionales poco preparados desde el punto de vista ginecológico y sexual, que piensan que este tema es secundario y lo realmente importante es la supervivencia. Con esta postura se tiende a infravalorar estos síntomas y a subestimar sus necesidades, que en muchos casos no saben a quién consultar.

Otras pacientes están tan colapsadas por el proceso oncológico en sí, que ellas mismas piensan que los síntomas genitales, a pesar de padecerlos, no son importantes y si nosotros no estamos entrenados, las dejaremos sin solución terapéutica.