El Dr. Jackie Calleja es ginecólogo y director médico del Centro médico Bmum:
Esta subespecialidad se ha posicionado como valor añadido en la calidad de vida de la mujer, ya que en la última década estos cuidados han evolucionado en el plano físico de la mano del bienestar emocional, otorgándole una mayor autoestima, seguridad y confort con su imagen corporal. Nosotros, los ginecólogos, hemos sido testigos en primera línea de este proceso. Nuestras pacientes han tomado un papel proactivo en este sentido, solicitándonos información acerca de procedimientos con fines de mejoría funcional, pero también buscando un resultado estético armónico y natural.
Hemos incorporado tecnologías tales como el láser (ya sea CO2 o Erbium:Yag), así como la radiofrecuencia, ampliamente utilizadas en otras especialidades médicas. Ambas tecnologías basan su mecanismo de acción en la entrega de energía en los tejidos en forma de luz o corriente eléctrica, induciendo una cascada de cambios biológicos a nivel dermo-epidérmico que tiene como resultado final, en ambos casos, la generación de fibras colágenas y elastina, dotando de mayor tensión y firmeza a los tejidos con el consiguiente cambio funcional y estético.
Los procedimientos más ampliamente realizados en nuestro campo se podrían agrupar en los siguientes:
- Incontinencia urinaria de Esfuerzo (IUE).
- Atrofia vulvovaginal (síndrome genitourinario de la menopausia).
- Síndrome de hiperlaxitud o relajación vaginal.
- Procedimientos denominados como de “rejuvenecimiento genital”, tales como labioplastia láser, plastias del periné, cirugía vestibular ampliada y tratamiento de cicatrices de cirugías ginecológicas.
En mi experiencia personal podría decir que la clave del éxito en la consecución de los objetivos de bienestar de la mujer se basa en la versatilidad de ambas tecnologías y, sobre todo, en la adyuvancia de las mismas. En el primer aspecto, el láser fraccionado nos permite realizar procedimientos con el objetivo de mejoras funcionales (IUE, laxitud vaginal, regeneración vaginal en casos de atrofia local), además de procedimientos quirúrgicos con ventajas claras frente a otras tecnologías (bisturí monopolar o bisturí frío), tales como labioplastias o perineoplastias. Si los empleamos de forma secuencial o coadyuvante conseguimos, gracias a la radiofrecuencia, mejorías evidentes en el proceso de cicatrización desde el punto de vista de recuperación histológica, así como en el aspecto meramente estético, dotando al tejido o región anatómica tratada un aspecto “rejuvenecido”. En mi práctica clínica empleo la radiofrecuencia de forma precoz sobre la cicatriz de cesárea y de las labioplastias, así como sobre la piel vulvar en labios mayores, consiguiendo un efecto de “retracción tisular” que redunda en una percepción de tersura y firmeza.
Como conclusión, podemos decir que la Ginecoestética forma parte hoy día de nuestra actividad cotidiana, empujados por la inquietud de las mujeres en busca de una necesidad de mejoría funcional y estética, y gracias al empleo de tecnología moderna y segura que consigue una regeneración tisular desde el punto de vista biológico, junto con una clara mejoría estética.