La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) y la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) colaboran en un documento de consenso para el manejo óptimo de las condiciones que afectan a la glándula tiroides durante el embarazo. Esta nueva herramienta permitirá a los expertos de ambas especialidades que atienden a mujeres embarazadas con dolencias de la tiroides actuar de manera coordinada en beneficio de las pacientes y dar respuesta a las dudas de manejo más frecuentes en esta importante etapa de la vida a la luz de las últimas evidencias científicas en este campo.
Con el objetivo de prestar especial atención a la salud de la glándula y al déficit de yodo (que tiene un impacto crucial en su funcionamiento) antes, durante y después del embarazo, estas sociedades científicas buscan facilitar la identificación de los síntomas y reducir al mínimo sus efectos en los recién nacidos.
Las condiciones de la tiroides
El Dr. Javier Santamaría, vocal del Comité Gestor del Área de Conocimiento del Tiroides de la SEEN (TiroSEEEN), recuerda que la disfunción tiroidea es muy frecuente entre la población general, pero especialmente en la mujer. “En un reciente estudio realizado en toda la geografía española se encontró que la prevalencia del hipotiroidismo llegaba al 13,3% de la población femenina, la del hipertiroidismo a un 1,0 % y la de autoinmunidad tiroidea a un 10,8%”, ha precisado.
El experto explica que, dado que el embarazo supone una importante sobrecarga de trabajo para el tiroides, al necesitar aumentar su producción de hormonas tiroideas alrededor de un 50%, la presencia de una disfunción tiroidea es un fenómeno muy frecuente durante la gestación.
De acuerdo con la evidencia disponible, indica el Dr. Santamaría, el trastorno más común es la disfunción tiroidea, especialmente la hipofunción del tiroides (la condición en la cual la glándula no puede producir la cantidad de hormonas necesarias para el correcto desarrollo del feto y la salud de la futura madre). Puesto que durante el embarazo se requiere una mayor producción de hormona tiroidea, se pueden poner de manifiesto trastornos sutiles de la función tiroidea que habían pasado desapercibidos hasta el momento.
Se estima que hasta un 25% de las embarazadas pueden presentar alguna alteración en el funcionamiento de la glándula tiroides. Por eso, se recomienda valorar la función tiroidea en todas las embarazadas en la primera analítica del embarazo. La valoración es sencilla, realizando una determinación analítica de TSH en sangre. “La realización del cribado universal de función tiroidea en el embarazo es una realidad de facto en la mayor parte de nuestro país”, explica la Dra. María De la Calle, portavoz de la SEGO.
Consecuencias
Las consecuencias de no tratar las enfermedades de la tiroides En lo tocante a salud reproductiva y gestación, se sabe que las alteraciones en el funcionamiento de la tiroides afectan a la función reproductiva, de modo que existe una dificultad para lograr el embarazo. Además, se incrementa el riesgo de que, conseguido el embarazo, se produzca un aborto. “Por este motivo siempre que se detecten problemas de esterilidad o abortos de repetición es especialmente importante descartar una posible patología tiroidea”, ha apuntado el miembro de TiroSEEN.
El hipotiroidismo clínico se asocia a múltiples complicaciones maternas (aborto, anemia maternal, hipertensión y pre-eclampsia, desprendimiento de placenta, amenaza y parto pretérmino y hemorragia postparto y otras) y neonatales (muerte fetal, bajo peso al nacer, distrés respiratorio neonatal). “Pero, sin duda, la consecuencia más evidente del hipotiroidismo clínico es la afectación en el neurodesarrollo, con una caída en casi 7 puntos del cociente intelectual de los hijos de madres con hipotiroidismo clínico no tratado”, explica la portavoz de la SEGO.