El cáncer de mama representa el tumor más frecuente en la mujer y ya supone hasta el 30% del total de los cánceres en la edad adulta. Los ginecólogos van a ser los encargados de diagnosticar, tratar y seguir a estas mujeres durante el resto de su vida. Ellos serán los depositarios de las inquietudes no solo estéticas, sino también de todo lo relacionado con la sintomatología climatérica (menopausia) derivada de los tratamientos oncológicos y de las consiguientes alteraciones de la función sexual, explican los doctores Virginia Engels y Luis San Frutos de la Unidad de Ginecología Grupo Pedro Jaén y el Dr. Luis Landín, cirujano plástico y reparador del mismo centro.
Demandas de las pacientes y tratamientos
Las demandas y los tratamientos van evolucionando a lo largo de la historia natural de la enfermedad. Así, durante la fase aguda de los tratamientos quirúrgicos, quimioterápicos y/o radioterápicos, las pacientes van a tener preocupaciones inevitablemente de índole funcional, que tienen mucha relación con los cambios corporales y con las posibles secuelas estéticas.
En lo referente a la cirugía, es esencial apostar por tratamientos que cumplan con la radicalidad oncológica, pero sin obviar la estética, para mejorar la recuperación en la esfera psicosocial. Apostamos por la cirugía oncoplástica en las cirugías conservadoras (cirugías en las que solo se extirpa el tumor mamario sin necesidad de realizar una mastectomía) y, siempre que sea posible, por las reconstrucciones inmediatas, en aquellos casos en los que sea necesario extirpar la mama entera. Además, prestamos especial atención en el abordaje de las cicatrices para disminuir el impacto estético.
En cuanto a los efectos no deseados de los tratamientos oncológicos neoadyuvantes, las preocupaciones más comunes suelen estar relacionadas con la caída del cabello, así como con las alteraciones en la piel y en las uñas. De todo esto se encarga un equipo multidisciplinar de dermatólogos, especialistas en estética oncológica y diferentes especialistas en tricología, cosmética.
Alteración de la funcionalidad sexual
Una vez pasada la fase aguda, muchos de los cánceres ginecológicos y en especial el de mama pueden depender de las hormonas sexuales, concretamente de los estrógenos. Son necesarios tratamientos anti estrogénicos como los inhibidores de la aromatasa o el tamoxifeno, que mejoran notablemente la supervivencia de las pacientes a largo plazo.
Sin embargo, cualquier tratamiento que frene la actuación de los estrógenos va a condicionar a nivel general una serie de efectos secundarios. Entre ellos están todos los relacionados con la sintomatología propia de la menopausia, como pueden ser los sofocos, el insomnio o, incluso, síntomas psicológicos de estrés, cansancio, ansiedad o depresión.
Lo más relevante son los síntomas en la esfera sexual. Con la anulación de los estrógenos, el tejido vaginal pierde funcionalidad y aparecen síntomas como la sequedad vaginal y la dispareunia (dolor con las relaciones sexuales), a las que se suman la disminución del deseo sexual y, en ocasiones, las inseguridades derivadas de una percepción corporal.
Las cremas hidratantes vulvares y los lubricantes en sus diferentes formulaciones son siempre el primer escalón terapéutico, pero en la mayoría de los casos resultan insuficientes. Existen dos tipos de tratamientos que, solos o combinados con otros, van a restaurar casi por completo la funcionalidad vaginal: el láser CO2 vaginal fraccionado y otras terapias basadas en energía como la radiofrecuencia vaginal.
Estos procedimientos, mejorarán la sintomatología de la sequedad vaginal, con un tiempo de recuperación muy corto. Por lo general, se realizan tres sesiones a razón de una cada 4 ó 6 semanas. Solo se utiliza una anestesia en crema y requiere abstenerse de mantener relaciones sexuales y baños de inmersión durante 3-4 días. En los casos mas graves, ayudamos al tratamiento con el uso de dilatadores vaginales médicos, para favorecer la elasticidad vaginal y conseguir que las pacientes pierdan el temor de mantener relaciones sexuales completas. La recuperación es muy rápida y la mejoría clínica se nota desde la primera sesión, aumentando la lubricación y la elasticidad de las paredes vaginales.
Como segunda opción, disponemos del plasma rico en plaquetas (PRP). La bioestimulación vulvar con PRP consiste en la administración de plasma autólogo. Es mediador del crecimiento tisular y de la vascularización de los tejidos gracias a su elevada concentración de plaquetas y de factores de crecimiento vasculares. Favorecerá el crecimiento de las células de soporte de los tejidos, aumentando la proliferación de nuevos vasos sanguíneos y potenciando la mejoría en su trofismo.
Existen múltiples estudios que avalan su utilización para el tratamiento del síndrome genitourinario de la menopausia, demostrando una mejoría clínica de la sintomatología y una clara respuesta positiva en términos de calidad de vida. Está especialmente recomendado en las pacientes con molestias en el introito vulvar y en la horquilla, ya que aumenta la hidratación, disminuyendo la sensación de tirantez durante el coito.