El reciente informe de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) incluye por primera vez a la población adolescente en las nuevas pautas para el diagnóstico, manejo y tratamiento de la endometriosis, una enfermedad que puede aparecer junto con la llegada de la menstruación.
Se trata de una tumoración de la mucosa que recubre el interior del útero, crónica, congénita y benigna, que se expande por los órganos que rodean la zona pélvica, explica la Dra. Isabel Vielsa, ginecóloga, directora médica de Clínicas Eva. Aunque a veces no presenta síntomas, puede dar lugar a un dolor tan intenso y agudo, que altere por completo la calidad de vida de quien la padece.
Este mal femenino no sigue, pues unas pautas de comportamiento en cuanto a sintomatología. Tampoco por edades, pero su detección temprana en las niñas de entre los 12 y 19 años resulta fundamental para un mejor pronóstico y para la prevención de problemas posteriores como la infertilidad.
Endometriosis no es igual a infertilidad, explica la doctora, pero cuando se localiza en el ovario puede afectar a la reserva ovárica y a la calidad ovocitaria y también a las trompas, produciendo alteraciones, que se dilaten o que no sean permeables. Pueden entonces producir esterilidad o fertilidad.
A pesar de los evidentes riesgos que supone para quien desea ser madre, se calcula que aun hoy se tardan ocho años de media en detectar el problema. El motivo: los dolores de la endometriosis se confunden con los de la menstruación.
Las campañas informativas de asociaciones médicas y mujeres afectadas vienen ayudando en la última década a solventar esta falta de conocimiento. Cada vez se acude más a consulta por dolor menstrual, para descartar que se tenga endometriosis.
La experta incide, a la vez, en ese comportamiento anárquico de la enfermedad, que puede dar la cara justo en la adolescencia temprana con la llegada de la menstruación o al final de la vida fértil, con la menopausia.
Al principio y final de la menstruación
Para las primeras, las adolescentes, la ESHRE aconseja en su publicación de febrero de este año, la realización de un historial exhaustivo, el empleo de ultrasonido para el diagnóstico, cuando corresponda y la toma de anticonceptivos hormonales o progestágenos como terapia de primera línea. Se desaconseja, por otro lado, el estudio con marcadores séricos, de cuya eficacia al respecto vienen dudando los últimos estudios.
Para las mujeres en edad de menopausia, las recomendaciones rechazan el uso de estrógenos como tratamiento único. Si la paciente ha pasado por el quirófano para una extirpación de ovarios —la llamada menopausia quirúrgica— se apuesta por una terapia combinada de estrógeno y progestágeno.