El Foro Español de Pacientes ha puesto en marcha el Proyecto FeminFer, Proyecto Multidisciplinar sobre Preferencias de Pacientes y Profesionales Sanitarios en el Manejo de la Anemia Ginecológica para alertar de que, la anemia ferropénica, es decir, la anemia producida por falta de hierro en el organismo, es un trastorno muy frecuente. Se estima que 1 de cada 5 de mujeres en edad fértil la padecen, porcentaje que casi se duplica si se tiene en cuenta el grupo de mujeres embarazadas. Un estudio reciente ha mostrado, de hecho, que la incidencia de anemia en mujeres en edad fértil de entre 18-34 años es de un 25-30% y la de ferropenia, de un 40-42%. Y, en la gestación, la incidencia de anemia ferropénica es de un 54%.
Algunos de los principales síntomas de la anemia ferropénica, como el cansancio, la fatiga, la disnea o la cefalea, son, en muchas ocasiones, infravalorados por quienes los experimentan, con lo que no acuden a profesionales sanitarios en busca de consejo y tratamiento, cronificando una situación que puede conllevar problemas más severos.
Sintomatología diversa
En palabras del Dr. Manel Casellas, jefe de la Unidad de Patología Materna y Embarazo del Hospital de Vall d’Hebron y coordinador del Proyecto, “es muy importante que, cuando las pacientes presenten síntomas, acudan a un profesional sanitario, si bien no es infrecuente que, en muchas de ellas, al instaurarse la anemia ferropénica de forma lenta, el organismo establezca mecanismos de compensación, que hacen que esa sintomatología resulte menos evidente. Por ejemplo, en caso de que una mujer presente fatiga y debilidad, síntomas ambos vinculados a la actividad física, puede ocurrir que empiece a realizar ésta con menos energía o que la limite de forma inadvertida, tratando de compensar así dichos síntomas”.
Otros síntomas de la anemia ferropénica pueden ser la taquicardia, la palidez, la fragilidad de las uñas, la caída del cabello, la cefalea, la astenia y, en formas más severas, la insuficiencia cardiaca. Además, cabe destacar que la anemia ferropénica influye de forma negativa en la evolución de otras enfermedades que la paciente pudiera tener coincidentemente.
Abordaje óptimo
Entre las conclusiones que destacan los expertos participantes en el Proyecto, está la necesidad de tratar la anemia ferropénica y de hacerlo con el abordaje más óptimo y personalizado. “Con frecuencia -explica el Dr. Casellas- tratamos la anemia y no la ferropenia, que puede deberse a muchas causas, algunas de ellas vinculadas al estilo de vida actual, como la dieta. Corregir la anemia olvidándonos de la ferropenia o no incidir en la causa de la misma supone una asistencia insuficiente. Si solo se corrige la anemia, y, por ejemplo, está ocasionada por reglas abundantes, al poco tiempo, en cuatro o cinco meses, volverá a presentarse la anemia ferropénica”.