El Dr. Santiago Palacios es ginecólogo, con dilatada experiencia científica y docente, fundador de la primera Unidad de Menopausia de España y director del Instituto que lleva su nombre:
“Esta situación nos ha hecho comprender lo frágiles que somos y lo importante que es la relación de confianza médico-paciente. El mejor médico no es el que ha estudiado en prestigiosas universidades o tiene más títulos sino el que ha logrado crear ese vínculo. Aunque, por otra parte, es necesario ser más riguroso y estricto con el cumplimiento de las reglas, en primer lugar por las propias pacientes y por todo el personal del centro.
El momento vivido con la pandemia de Covid con respecto a la asistencia médica, lo que realmente ha hecho es que se desarrollen tres brazos en lo que antes era fundamentalmente uno:
- Tradicionalmente era el Conocimiento del médico sobre la patología de la paciente.
- Ahora, además, ha aparecido la Humanidad, es decir, el cariño y la comprensión del médico hacia la paciente, ya que estas han sufrido más ansiedad, angustia, estrés y miedo, que aún sigue persistiendo. Los médicos en la vuelta a la consulta se encuentran con mujeres que necesitan ser miradas a los ojos y demandan más explicaciones.
- Y también está la Tecnología, ya que no cabe la menor duda de que, la Telemedicina (wasap, teléfono…) ha ayudado muchísimo en el contacto médico-paciente para crear confianza y darle tranquilidad.
El confinamiento en de la vida de la mujer
Se ha demostrado ya en diversas publicaciones que el confinamiento ha afectado claramente a la mujer ya que ha sido más susceptible al estrés que el hombre. Esta situación se ha incrementado mucho en la sanitaria (auxiliar, enfermera o médica).
También, aquella paciente que antes sufría de ciertas patologías como ansiedad, insomnio, depresión…, la situación vivida ha producido un perfil de agravamiento, sumado a que no ha podido acudir a las consultas con su especialista por lo que cualquier patología que tuviera de base ha empeorado. En Ginecoestética también se han dejado de realizar protocolos y se sabe que los tratamientos para mejorar la atrofia vaginal han disminuido un 40%. Esto significa que en estos momentos hay más mujeres con esta patología en un estadio más severo que antes de la pandemia.
Influencia en la investigación
La investigación se ha visto claramente frenada por el confinamiento e incluso ahora que ya la mujer puede ir a la clínica todavía le está costando mucho. Esto ha ocurrido a nivel mundial y es necesario restablecerlo con un coste muy importante.
En algunas ocasiones, los propios comités de investigación han sido más flexibles para realizar el seguimiento de las pacientes, cuando este seguimiento no se ha hecho, esas pacientes se han perdido y será necesario volver a empezar.
Otra cuestión que debemos plantearnos son las repercusiones de la COVID-19 en cualquier tratamiento que estemos realizando para eliminar los riesgos. El profesional médico que ahora haga láser o cualquier actuación con electrobisturí tienen que saber, obligatoriamente y previamente, si la paciente tiene esta enfermedad o no, porque se ha demostrado claramente que la evaporización de toda la necrosis que se produce con esta tecnología puede contener virus en pacientes de la Covid positiva, por lo que se infectarían tanto las personas como el lugar donde se realiza la prueba.